martes, 13 de abril de 2010

J. JESUS NERI RODRIGUEZ




esta que si es una grata sorpresa de poder intercambiar algunas cuantas palabras con todo un personaje de Autlan, que dices Rafael, te pudiera decir que lo de los maratones que fueron seis los que corrí ya forman parte de mi historia se pueden clasificar como glorias pasadas, y por otro lado aún estoy en proceso, por que cuando dices ya soy producto ahí terminan los días de uno, con quién hay que apuntarse y ¿Cuándo va a ser?, cuenta cómo te ha tratado la vida, y comento solo una cosa .... y me pregunto ¿Dónde estan los aguerridos alumnos del CREN de Cd Guzmán, Jalisco. que ante la primera embestida que arremetieron en contra de los principios más elementales de cualquier Ser Humano, estos Diputados y Senadores al derogar la ley del ISSSTE por otra bastante aberrante por que no alcanzo a coincibir la idea de imaginarme a uno de nosotros a los sesenta años dando clase a un grupo de alumnos que para ese entonces ya van a estar bastante revolucionados y nuestras facultades físicas, mentales y emocionales van a estar en declive, además uno ya no va a rendir como en sus inicios y dónde va a quedar esa supuesta elevación de la calidad educativa? otro rollo a los sesenta ya jubilados ¿Qué tanto se va a disfrutar de la vida? por qué no arremeter en contra de las jubilaciones de nuestros gobernantes que lo que cobran en un mes el profesor lo va a cobrar en un año, es lo más injusto que en mi corta vida he constatado y ... ¿Dónde quedamos esos guerrilleros normalistas en pie de lucha por una causa justa?

buenos días compañeros les escribo estas líneas para expresarles mi deseo por asistir a dicha reunión Dios mediante, las ganas estan puestas pero uno propone y Dios dispone y ... lega nuestro SNTE y descompone todo, pero primero Dios ahí procuraremos estar cuidense camaradas. saludos a toda la raza normalista generación 1987 1981."

 hasta pronto que estemos bien dentro de lo que cabe ante esta andanada de tropelias que estan realizando nuestros representantes sindicales y de la camara de senadores y diputados y demás forajido con licencia de asaltar. "son dilitancias de un dilitante""

LA NORMAL DE CIUDAD GUZMAN EN SUS EGRESADOS 1960-2005

Es un libro muy vivencial pero es el único que encontré al buscar algo de un egresado:


La Normal de Ciudad Guzmán en sus egresados
Esta es mi reseña

UN LIBRO nostálgico es el que escribe Ernesto Parra Flores, egresado en el 69, compendia algunas semblanzas biográficas de algunos maestros y egresados, nos obsequia algunos pasajes autobiográficos y hace un homenaje a Miguel Cruz Estrada maestro en la Normal en aquellos tiempos. Un libro que merece ser leído en sí mismo por cualquier egresado, dada la escacez de material de este tipo y la resuelta determinación que ha tenido el autor para publicarlo, por el esfuerzo personal implícito, porque sabemos que a falta de una cultura editorial y más que nada a falta de apoyos a la cultura, una edición independiente se hace a puro valor mexicano, es decir, con recursos propios, con la solidaridad de los amigos, pero sobretodo y para nosotros, egresados de la misma escuela, nos ofrece la oportunidad de revivir memorias adolescentes con las anécdotas de sus colaboradores, las vivencias como compañeros en los salones de clase, en los salones de baile, en las casas de asistencia, en la identificación con los maestros, todas experiencias vividas por la mayoría de nosotros, sólo que en tiempos diferentes, diez años antes. Hay más razones para leerlo: son las primeras generaciones, las de tres años, las generaciones de los sesentas, ahora mismo tendrían 40 años de egresados, tal vez diez de jubilados y podríamos verlos muy lejanos pero sólo nos separan de ellos diez años, que a estas alturas del vida, no son tantos. El libro ofrece, para mí 50 páginas de lectura amena con notas, reseñas, aspectos biográficos de maestros y compañeros, contiene dos testimonios, uno, el propio del autor y otro, de una maestra de Tecate, B.C. generación 62-65, quien relata sus peripecias para llegar a Ciudad Guzmán, su paso por la Normal y su paso por la vida magisterial. Hoy, la maestra ya jubilada desde 1994, nos regala un breve testimonio que les reproduzco.


Ernesto Parra Flores
SIEMPRE NORMALISTA
Yo, MARIA YOLANDA FLORES MORAN, primera hija de seis que fuimos de José Flores Vernardino y Genoveva Morán Preciado; nací el 23 de Diciembre de 1946 en Tecate, Baja California, lugar donde crecí y cursé hasta primero de preparatoria. En 1962 viendo que con la situación económica de mis padres seria imposible cursar una carrera universitaria, escribí a una hermana de mi papá, radicaba en Cd. Guzmán, Jalisco para presolicitud, etc. para el C.N.R. (Yo ignoraba la existencia de dicho Centro). Contesté de inmediato la solicitud y empezamos a preparar el viaje para prueba de admisión, mi mamá, mi hermanito el más pequeño y yo. El día que esperábamos el camión para irnos, unas amigas fueron a despedirme y me distraje dejando el monedero sobre el veliz y me lo robaron; llegó el camión y al buscar el monedero para buscar el boleto y no encontrarlo, el chofer dijo: "Me los llevo sin boletos pero no me comprometo a la comida". Nos dio cinco minutos para decidirnos. Mi papá rápido sólo consiguió $50 pesos y con esos nos fuimos, limitadísimos, casi comprando comida para mi hermanito; hasta ya en Tepic, algunas personas se dieron cuenta de lo que nos pasó y pidieron cooperación; con lo que reunieron nos alcanzó para comer y comprar los boletos de Guadalajara a Guzmán; pues al llegar allá mi papá nos habría mandado dinero. Llegamos con unos tíos de mi papá, mis tíos Hermegildo y Anastasia, personas ya mayores, vivían a la entrada de pueblo por donde bajaba el camión
cuando venía de Guadalajara la Calle Rosales donde viví los tres años Al tercer día de llegar me presenté al examen, a la mitad del mismo, observé que pasaban por todos lugares y recogían algo, casi por todos los lugares pasaron, pero por media fila en donde yo estaba no. Al salir del examen me acerqué a Rosa María Cuevas (a la que no conocía), que estaba sola como esperando a alguien; tratando de hacer conversación, le pregunté que si que andarían recogiendo en las filas a la hora del examen y me dijo que las fichas; ¿Cuáles? Pregunté yo, la que nos mandaron con fecha de presentación y lugar, si a mi no me había llegado, contestándole que no ¿Y cómo llegaste? y le dije que yo sabía por el instructivo la fecha, en eso llegó su papá que era el maestro Agustín Cuevas y había aplicado pruebas y resultó que vivían a media cuadra de mis tíos, por lo que se ofreció a llevarnos y ya en el camino, comentamos lo de la ficha y me dijo que si había puesto el domicilio de Tecate iba a ser difícil que me aceptaran y yo le dije que había puesto el de mis tíos que me había confundido creyendo que ese debía poner. Seria el destino, la suerte o ayudadita que me daría el Profr. Agustín Cuevas (Que él no me ofreció, ni me dijo la daría); sin dinero en el viaje, ni ficha, logré presentar el exa‑men y aparecí en las listas 1º. "E", 2º. "B", 3º, "F" de la 3ª.
Generación 1962‑1965.
Vivencias inolvidables en esa época
6' lugar en Ortografía, 3' en lanzamiento de disco en 1er año; ser abanderada un lunes cuando nos tocó honores; participar como candidata a la Secretaría de Acción Femenil; 1er lugar con el equipo de voleibol en segundo año, en dos ocasiones llegamos a eliminamos por el tercer lugar en básquetbol, ser madrina de algunos equipos de voleibol y fútbol; cómo olvidar la emoción y temor sentidos en 1er año en las observaciones escolares, porque fue ahí donde empecé a sentir la responsabilidad que era ser maestra, que se fue afianzando al practicar un día cada cuatro semanas: que nos tocaba en segundo y una semana cada 5 en tercero; maestros inolvidables como Miguel Cruz Estrada, como hijos, aunque a veces nos decía: "Hijos... de la patria" él a mi me decía pocha; Manuel Noceda Barrios que nos decía "nunca diga no sé, porque el estar aquí demuestra que sí puedes"; Oscar Vicente Núñez, su voz tan calmada pero siempre mantenía nuestra atención y a mi me llamaba "La chica de Tecate"; la maestra Irma Sánchez Contreras me decía la "Señorita de la sonrisa sospechosa".
Mayo 25 de 1965. Ceremonia y Baile de Graduación y esperar para marchamos a nuestras comunidades. Esperando plaza para el norte, fui parte de un grupo que nos quedamos hasta fines de septiembre, que al no
haberlas, nos mandaron a cubrir lo que faltaba a los altos de Jalisco; tomé la zona 25 junto con 52 compañeros más, la zona abarcaba cuatro municipios, a mi me tocó Teocaltiche como cabecera municipal, la comunidad villa de Ornelas, con 900 habitantes; me acompañó para dejarme instalada y saber dónde me quedaba mi tía Victoria Morán que vivía en Guadalajara y fue a recogemos el delegado que llevaba dos burros y sin silla; yo no conocía los burros y me daba horror subirme, caminé como tres horas por lodo pues un día antes había llovido, pero al llegar al rancho tuve que subirme al burro porque teníamos que atravesar un río; ya en el rancho nadie quería darme hospedaje pues eran casas pequeñas y pobres, además que desconfiaban por el mal comportamiento de los maestros anteriores, levanté el censo escolar y encontré alumnos de 1º y 4o. A la semana regresé a la inspección escolar, ya no en burro, ya que del rancho salía una lechera que rodeaba el rancho para llegar a la compañía Nestlé y por ahí pasaba un camión que venía de Aguascalientes y me llevaba a Teocaltiche, prefería dar ese gran rodeo, pero era mejor ese transporte que usar burro o caballo. Al llegar a la inspección llevaba la idea de no regresar, pues al conseguir hospedaje en el rancho con una familia de 17 miembros aunque me dieron un cuarto para mi sola, la alimentación era muy raquítica (frijoles, sopa aguada, medio vaso de leche todos los días) pero el inspector me convenció y me regresé con una compañera mas: Guadalupe Arcega Barajas, nos repartimos los
grupos ella tomó primer año el más numeroso y cuarto, el de menos alumnos; y yo segundo y tercero y la dirección; sufrimos mucho. La escuela sin sanitarios, sin pizarrones y los padres huraños y desconfiados. Trabajamos todo el día para hacer más corto el tiempo y no aburrirmos en las tardes, logramos convencer a los padres de familia con nuestro trabajo y terminamos el año escolar y ya no regresé; inicié Septiembre en 1966, en la cabecera municipal en una Escuela de Organización Completa. Al enterarse los padres de familia de la comunidad donde estaba, fueron a solicitar me regresaran al rancho pero yo le había dicho al inspector que les dijera que me iría para Tecate y así lo hizo. En Enero de 1967 me llegó el cambio a B.C., estando en Tijuana todo el mes y el ocho de Febrero permuté a Tecate, el lugar que me vio nacer. Trabajé once años en la escuela Rafael Ramírez turno vespertino y 17 y medio en la Escuela Club de Leones No. 2 turno matutino‑, siempre traté de ser la maestra que salió del Centro Normal Regional, aplicando lo que me inculcaron, principalmente el amor a la profesión, los valores, la sensibilidad hacia los niños, la didáctica y la técnica de la enseñanza, etc. Me jubilé en Enero de 1994 con plaza de maestra de grupo, aunque los últimos cuatro años tuve la comisión de subdirectora.
El 22 de Julio de 1967 me casé con el Profr. J. Cruz Ayala Guerrero egresado de la Normal Urbana en Tepic, Nayarit, el cual conocí al llegar a Teocaltiche, él ya tenía dos años allí y como él llevaba amistad con el Subdirector de
Educación de Jalisco, el Profr. Jesús Duran Cárdenas (Q.E.P.D.); él nos ayudó para nuestro cambio a Baja Califomia. Tengo tres hijos: Xóchitl Armida, José Cruz y Yary Karina, los cuales me han dado cuatro nietas: Pamela Yaretzy y Georggete Wence Ayala; Marina Yareny Ayala de la Torre y Yary Pacheco Ayala.
En 1980 fui Coordinadora Municipal de los Censos Nacionales. En 1990 ingresé, a un grupo de Lucha Social Llamado: Comité de Participación y Defensa Ciudadana del cual fui tesorera por ocho años. Después de los once años de jubilada y encontrarme padres de familia que recuerdan mi paso por las escuelas y alumnos con nietas que recuerdan que fueron mis alumnos, son satisfacciones invaluables.
El paso por el Centro Normal Regional me dejó huellas imborrables que siempre llevé y apliqué en las aulas y las conservo dentro de mí; sí a pesar de tantos tropiezos llegué a ese centro, quizá era mi destino ser parte de ese centro y creo haber cumplido con muchos de sus ideales.